Wednesday, March 4, 2009

Diana

Podría apostar que no tienes ni idea de hace cuanto no le escribo algo a alguien con las intenciones con las que ahora lo hago... Muy a mi pesar, el siquiera considerar volver a las letras con los sentimientos alborotados por la locura que me genera el amor, me causaba escozor, miedo, pena… Incluso, sentía que los sonidos de mis pensamientos retumbando en mi cabeza hacían injustificable inspirarse, preparado mas para soportarlos que para atravesar el largo y tortuoso camino que escribir representa.

Pero bueno… Aquí estoy. Loco, como siempre, tal vez más de lo normal, tal vez más de lo necesario, tal vez más de lo que quisieras; única y exclusivamente por ti. Por lo que eres, por lo que me haces sentir con una mirada, con una sonrisa, con un simple rozar de tus manos a las mías, que, ansiosas, te buscan incansables en las noches de soledad a las que me venía acostumbrando.

Indeciso por la seguridad de tus metas, pensaba en la manera de describir mis sentimientos sin parecer absurdo, mentiroso o tonto, como a veces me hace lucir el sentimiento intenso que crece impetuoso en mi corazón, en una carrera que parece ganar la locura en mi cerebro; así que, con una valentía mas falsa que los vanos intentos por ignorar mis sensaciones, me decidí por decirte que eres bella, no con la belleza que más de un ojo macabro a esculcado en las curvas de tu cuerpo, sino con la belleza que destila de tus ojos cuando hablas de tus sueños, que, poco a poco, me ha devuelto las ganas de soñar, porque a tu lado pareciera ser que todo es posible. Pensé también que eres sincera, realista, casi cruel, casi fría; y recordé lo mucho que disfruto estrellarme de frente con la realidad, lo mucho que me satisface el gélido abrazo de una verdad que lastima, y las contadas veces que encontré a quien amar al coste del hielo que sus verdades acorazan en mi vida. Recordé, niña hermosa, que se siente amar de forma desinteresada, apreciar cada palabra, cada sonrisa, cada gesto, cada trecho de memoria que se queda para la posteridad de los sueños que son habitados, gobernados, por la persona que se quiere…

Así, de una manera estricta, resumida, lineal, aburrida acaso; llegue a la conclusión de mis esfuerzos sin más palabras que decir, no porque no estuvieran listas para escaparse de entre mis dedos, ansiosas de inmortalizarse en esta misiva, sino porque tanto estrujar mi cerebro me recordó también que eres inmune a la retorica; que ese material del que estas hecha, no deja que tu vida se empape de buenas pero inciertas intenciones, y mucho menos de las lagrimas que has visto correr, y de las que tanto nos hemos reído…

Así las cosas, más vale seguir en la ruta de la voluntad, recordándote a diario que cuentas conmigo para amarte, con mis manos para acariciarte, con mis brazos para abrazarte, indecisos de querer dejarte ir, y, lo que es más importante, con un atronador deseo de robarte un poco de felicidad con cada momento que pases a mi lado, y una esperanza que vive inmortal en mí, la caja de pandora que siempre he sido, el ente incapaz de dejar de perseguir la luz que representas entre tanta abismal oscuridad.

Te amo.