Friday, July 19, 2013

Musa

Me pediste que escribiera algo inspirado en ti.

Con el corazón retumbando con una fuerza que hace mucho no tenía, no pude más que recostarme en la cama a respirar lentamente para evitar que las emociones se me salieran de control, y terminara gritando como un desesperado a los cuatro vientos todas los sentimientos encontrados que tu simple existencia ha creado en mi.
Traté de darle un orden lógico a mis ideas, y, con mucha calma, empecé a repasar uno a uno todos los momentos que había podido compartir contigo…
Recordé, con lujo de detalles, la primera vez que te vi. Recordé haberme puesto en la tarea grabar a fuego en mi memoria el hermoso color de tu pelo, la contagiosa tranquilidad de tu mirada y el brillo infinito de tu sonrisa. Pero me vi en aprietos cuando el sonido de tu voz confirmó con su armonía que había encontrado en la realidad a alguien que solo podía haber habitado mis sueños, y me perdí en tus labios, y usé toda mi fuerza de voluntad para que no notaras que ya hacía rato que me había dedicado a admirarte, y que la conversación que teníamos, por más importante y seria que fuera, era solo una excusa para seguir llenándome la mente de sueños imposibles.
Con el paso del tiempo seguí buscando y descubriendo pequeños 
detalles sobre ti. Algunos te hacían más hermosa, otros más inalcanzable. 
Cuando descubrí que la perfección de las curvas de tu cuerpo solo era equiparable con la fortaleza de tus pensamientos, supe también que ya le habías encontrado dueño a ambas cualidades.
Cuando descubrí que la firme ligereza de tus pasos al compás de la música completaban los míos, supe también que eso era lo más cerca que iba a tener mi cuerpo al tuyo.
Cuando descubrí que te quería en mi vida, supe también que querer algo con todo tu corazón no es suficiente.
Y es precisamente esa dualidad la fuente de la inspiración que domina ahora mis palabras y que aplacó en aquellos momentos mis ánimos: cada vez que encontraba algo sobre ti que me hacía pensar que eras perfecta, se hacía también mas grande el abismo que nos separaba; entre más alto te elevas por encima de todos mis deseos y expectativas, más profundo decaigo por debajo de tu realidad y tus necesidades, y más profunda y marcada mi tristeza por no poder ser siquiera una pequeña parte de los que tu eres para mí. Que triste es el perro que le ladra a la luna, ¿no crees?
Para cuando esa distancia moral y emocional se materializo, y dejamos de vernos, mis ilusiones, que consideraba muertas, habían encontrado refugio en lo más profundo de mi alma, cobijándose con un pequeño retazo ahuecado de esperanza, viviendo modestamente de una dieta a base de rutina, conformismo y auto compasión: habías vuelto al lugar al que pertenecías, protagonizando cada uno de mis sueños por la noche, y actuando en cada una de mis fantasías de día, llenando en todo momento mi pensamiento, y mi concepción de cómo debe lucir mi felicidad, si un día le diera por convertirse en mujer.
Y nos volvimos a encontrar por el camino…
Tu, tan maravillosa y radiante como siempre fuiste. Yo, con el alma igual o más envejecida de cómo la recuerdas.
Pero algo ha cambiado: me decidí a ser más sincero conmigo mismo, con la vida, contigo…
Quieres que escriba algo inspirado en ti…?
Te diré que has sido, eres y siempre serás una fuente inagotable de inspiración. Que vienes a mi mente cada vez que alguien me pregunta por mi corazón, y en mi corazón te quedas cada vez que respondo que alguna vez en mi vida me ilusione estúpidamente con un ángel, y que existir habrá valido la pena si pude habitar al menos por un momento en tus pensamientos.
Te diré que cambiaría los pocos momentos de alegría que he tenido hasta ahora, y los que me falte por vivir, por pasar solo un minuto entre tus brazos, por quedarme solo un segundo en tu mirada, por morir por un instante en tus labios.
Te diré, con un millón de emociones corriéndome por las venas, con el pecho a punto de estallar, que te entregaría mi libertad, mi alma y mi esencia, sin pedir nada a cambio, sin esperar que las cuides, sin esperar que las quieras, porque estoy seguro, más de lo que estado nunca antes, que si hay un lugar en el que deban quedarse sería entre tus manos.
Te diré, simplemente, que si hay algo inspirado en ti, es este mar de sentimientos que me despiertas, esta avalancha de emociones que me causas, este deseo irracional de alcanzar a tocar el cielo con las manos cuando ni siquiera he podido salir de mi abismo, esta esperanza que nació en tu boca y se niega a morir en un lugar diferente.
Quieres que escriba algo inspirado en ti…? Mis sueños, mujer, mis sueños están inspirados en ti.